XXIII. De los juramentos y votos lícitos
Capítulo 23
De los juramentos y votos lícitos
Confesión Bautista de Londres 1689
Un juramento lícito es una parte de la adoración religiosa en la cual la persona que jura con verdad, justicia y juicio, solemnemente pone a Dios como testigo de lo que jura, y para que le juzgue conforme a la verdad o la falsedad de lo que jura.1
1. Deuteronomio 10:20; Éxodo 20:7; Levítico 19:12; 2 Crónicas 6:22-23; 2 Corintios 1:23.
Los hombres sólo deben jurar por el nombre de Dios, y al hacerlo, han de usarlo con todo temor santo y reverencia. Por lo tanto, jurar vana o temerariamente por este nombre glorioso y temible, o simplemente jurar por cualquier otra cosa, es pecaminoso y debe reprobarse.1 Sin embargo, en asuntos de peso y de importancia, para confirmación de la verdad y para poner fin totalmente a una contienda, la Palabra de Dios justifica el juramento, por eso, cuando una autoridad legítima exija un juramento lícito en tales casos, el juramento debe hacerse.2
1. Deuteronomio 6:13; 28:58; Éxodo 20:7; Jeremías 5:7.
2. Hebreos 6:13-16; Génesis 24:3; 47:30-31; 50:25; 1 Reyes 17:1; Nehemías 13:25; 5:12; Esdras 10:5; Números 5:19,21; 1 Reyes 8:31; Éxodo 22:11; Isaías 45:23; 65:16; Mateo 26:62-64; Romanos 1:9; 2 Corintios 1:23; Hechos 18:18.
Todo aquel que haga un juramento justificado por la Palabra de Dios debe considerar seriamente la gravedad de un acto tan solemne, y no afirmar en el mismo nada sino lo que sepa que es verdad, porque por juramentos imprudentes, falsos y vanos se provoca al Señor y por razón de ello la tierra gime.1
1. Éxodo 20:7; Levítico 19:12; Números 30:2; Jeremías 4:2; 23:10.
Un juramento debe hacerse con palabras comunes cuyo sentido es claro, sin equívocos ni reservas mentales.1
1. Salmo 24:4; Jeremías 4:2.
Un voto (que no ha de hacerse a ninguna criatura, sino sólo a Dios)1 ha de hacerse y cumplirse con todo cuidado piadoso y con fidelidad;2 pero los votos monásticos papistas de celibato perpetuo, pretendida pobreza y obediencia a las reglas eclesiásticas, distan tanto de ser grados de perfección superior que son realmente trampas supersticiosas y pecaminosas en las que ningún cristiano debe enredarse.3
1. Números 30:2-3; Salmo 76:11; Jeremías 44:25-26.
2. Números 30:2; Salmo 61:8; 66:13-14; Eclesiastes 5:4-6; Isaías 19:21.
3. 1 Corintios 6:18; 7:2,9; 1 Timoteo 4:3; Efesios 4:28; 1 Corintios 7:23; Mateo 19:11-12.